Detrás de cada nuevo medicamento hay una serie de ensayos clínicos exitosos. El ensayo clínico representa el final del complejo proceso de investigación que hay detrás de los nuevos medicamentos, que comienza con la identificación de una molécula en el laboratorio y que termina –aproximadamente– diez años después, cuando el nuevo fármaco se pone a disposición de los pacientes.
Los pacientes son la piedra angular en la investigación clínica, sin ellos no sería posible. Gracias a su participación en los ensayos pueden tener acceso temprano a los tratamientos más innovadores, aún no autorizados, lo que, en determinadas patologías graves y cuando otros tratamientos han fracasado, puede significar la propia supervivencia.
La pandemia por la covid-19 ha puesto de manifiesto, más si cabe, la importancia de la inversión en investigación y la de los ensayos clínicos como una apuesta de valor para el sistema sanitario. “España es un referente mundial en la puesta en marcha de ensayos clínicos, especialmente en fases tempranas, críticas para conseguir que muchos pacientes puedan conseguir un acceso precoz a opciones terapéuticas”, asegura Yolanda Martínez, directora de Operaciones Clínicas de Bristol Myers Squibb (BMS). “Nuestro país tiene el potencial para ser uno de los líderes en investigación clínica y, de esta forma, atraer inversiones. Es una oportunidad que no se puede perder”.
Innovar, investigar para transformar la vida de los pacientes a través de la ciencia es el objetivo de BMS. Esta compañía biofarmacéutica estadounidense inició en 2019 el proceso de fusión con la empresa biotecnológica Celgene y, desde entonces, se ha convertido en el segundo mayor promotor de ensayos clínicos en España, con 213 estudios en los que participan 4.457 pacientes. Para sufragar la investigación clínica en nuestro país, el laboratorio ha destinado, en el último año, 50 millones de euros.
La nueva BMS combina la agilidad de una biotec con los recursos y la solidez de una compañía farmacéutica. “La fusión de nuestras dos empresas ha propiciado que ampliemos nuestra capacidad de investigar con nuevas moléculas, con nuevos procesos y así hemos abierto un abanico de nuevas opciones para el desarrollo de nuevos fármacos”, expone Martínez.